¡Arriba la Fiesta!

Cuando hablamos de nuestra Fiesta, lo primero que llama la atención es la doble denominación. ¿Por qué nuestras fiestas a diferencia de otras son “de la Reconquista” y “de Moros y Cristianos”?

Se nombraron así para resaltar su singularidad.

Actualmente, la fiestas de Moros y Cristianos se celebran en la mayoría de los pueblos con motivo de sus fiestas patronales. Suelen celebrarse actos religiosos y cívicos entremezclados y en muchos casos la fiesta religiosa, representada por romerías, misas y ofrendas, es el verdadero origen de la celebración de Moros y Cristianos sin que curse un hecho histórico que se conmemore.

No es el caso de Orihuela en la que, al igual que en algunas otras poblaciones, la fiesta de Moros y Cristianos surge vinculada a un hecho histórico muy relevante durante la Edad Media: la reconquista de la ciudad a los musulmanes. El hecho histórico sucedió, aunque, tal vez, no como se conmemora ni en una fecha exacta (1242 ó 1243, la definitiva, en 1265) pero fue un hecho trascendental en el devenir de la ciudad que pasó a formar parte del ideario común y que creó una leyenda oral y una serie de símbolos de profundo significado para el espíritu y la esencia de la comunidad hasta el punto de que símbolos, leyenda y sentir común han permanecido a lo largo de casi ocho siglos y siguen despertando un sentimiento de identidad y orgullo.

Los actos que se celebran son de muy diversa índole, algunos recientes, desde hace unos años, y otros desde hace siglos. Las primeras referencias nos remiten a 1400. Aunque a finales del siglo XIV el Concejo de la ciudad solicitó al Prelado de Cartagena, don Fernando de Pedrosa, el permiso para celebrar dos fiestas anuales que ya se conmemoraban en la capital del reino: el Corpus y la Reconquista. En ambas tenía especial relevancia el Estandarte de la ciudad, el Oriol.

En un acta municipal queda recogida, ya, la ordenanza de celebrar fiesta anual el 17 de julio, fiesta de las santas patronas Justa y Rufina, protagonistas del milagro de la leyenda, y que en ella se sacara la señera de la ciudad. Desde el origen de la fiesta se realiza un pregón o crida, anunciándola, y sabemos que en 1577 ya se colocaban luminarias en el castillo y en los campanarios, se disparaban salvas de artillería y se realizaba la procesión del estandarte. El hecho histórico de la Reconquista de la ciudad era conmemorado con un simulacro de batalla entre moros y cristianos el 17 de julio en el plano del puente de Poniente. Tras la victoria cristiana se llevaba a los que representaban a los moros, maniatados, hasta la iglesia de las Santas Justa y Rufina en donde se agradecía la victoria (según documentación recuperada por el P. Agustín Nieto de los archivos municipales). Estas celebraciones, que incluían una guerrilla hasta finales del siglo XVI, se pueden considerar el origen de nuestra Fiesta actual.

Estas fiestas, celebradas durante siglos, cayeron en desuso a partir de 1609 y no hay documentación sobre su existencia posterior. Tan solo se mantuvo hasta nuestros días la procesión religiosa de las santas, la misa solemne con el Sermón de la Reconquista (en el que es de obligado cumplimiento referirse al milagro de las santas en forma de luceros y a la leyenda de la Armengola) y el pasacalles de la Gloriosa Enseña del Oriol, el estandarte de la ciudad.

Las fiestas, tal y como las conocemos hoy, renacieron en 1974 cuando un grupo de oriolanos decidió que era necesario crear una fiesta que dotara de mayor participación popular y esplendor al Día de la Reconquista. Para ello, reunidos en la trastienda de una librería oriolana, decidieron redactar un Acta Fundacional en la que quedase reflejada su decisión de iniciar las actuales Fiestas de Moros y Cristianos. Ese primer Acta Fundacional fue gestada por Don Francisco Tormo de Haro, Don Antonio Giménez Lozano, Don Pedro de Vicente Bailén, Don Claudio Sarabia Serna y Don Andrés Serna Muñoz. En el acta aparecen, además, los nombres de los señores Francisco Hernández Mondéjar, Marcelino Adsuar Belda y Bienvenido Espinosa.

Crearon la Asociación de Fiestas Santas Justa y Rufina y cinco agrupaciones festeras: Cruzados de Cristo, Cruzados del Pilar, Armengoles, Acequianos y Caballeros del Rey Teodomiro, relacionadas con cinco zonas de la ciudad. Cada agrupación incluía dos comparsas moras y dos cristianas. Estas agrupaciones fueron el germen y el incentivo para la creación posterior de las dieciocho comparsas actuales ocho del Bando Cristiano (Caballeros de Tadmir, Caballeros del Rey Fernando, Caballeros de Santiago, Piratas Bucaneros, Contrabandistas, Seguidores de Arún y Ruidoms, Caballeros Templarios y Caballeros del Oriol) y diez del Bando Moro (Moros Realistas, Comparsa Beduina, Moros Almorávides, Moros Viejos de Abén Mohor, Moros Nazaríes de Abén Humeya, Moros Escorpiones, Moros Almohábenos, Moros Negros Egipcios, Moros J ́Alhamed y Moros Abdelazíes)

Con este nuevo impulso desde el año 1974, nuestras fiestas y sus símbolos adquirieron progresivamente un nuevo fervor popular y se incrementó el sentido de pertenencia a una comunidad y el orgullo de manifestarlo públicamente.

La Fiesta fue creciendo y enriqueciéndose con nuevos actos y cargos.

Se nombran cada año dos Abanderadas por comparsa, infantil y mayor, en algunos casos existe un cargo masculino (Sidi, Moro Viejo…); se nombran dos Embajadores, moro y cristiano, que representan a cada bando; se nombran Festeros de Honor, Alcaide del Castillo, Glosador del Pregón de Fiestas, Pregonero del mismo y Presentador de la Revista de Fiestas. Así mismo, se recuperó la figura del Síndico (antiguamente, el representante de la ciudad ante el Consell valenciano) para que fuera el portador de la Enseña el 17 de julio durante el desfile, y se creó el cargo de Armengola para conceder cada año a una festera el honor de representar a la legendaria heroína de nuestra reconquista.

En Orihuela se organizan ofrendas, misas, guerrillas de pólvora y tomas del castillo, entradas mora y cristiana, retretas, exposición pública de la Enseña, procesión cívico-religiosa, pasacalles, verbenas, charangas, comidas festeras, fiestas y desfiles infantiles…Y, por supuesto, todos los actos protocolarios y culturales que durante el mes de junio preceden a la semana de fiestas: presentación del cartel de fiestas (elegido por concurso entre los elaborados por alumnos de la EASDO), presentación de la revista de fiestas, recepción del Ayuntamiento a los cargos festeros, conciertos, recepciones de abanderadas, embajadores y Armengola, vinos de honor, premios literarios y de dibujo y el Acto de Exaltación Festera.

Además del Medio Año Festero, celebrado el último fin de semana de enero con un acto de presentación de los nuevos embajadores y la despedida de la Armengola y los Embajadores salientes y un desfile al día siguiente, la Asociación de Fiestas pretende hacer presente a la comunidad festera en la vida social, cultural y solidaria de la ciudad. Para ello, no solo colabora activamente en el Mercado Medieval anual que el Ayuntamiento de Orihuela realiza el primer fin de semana de febrero sino que participa y organiza actos culturales y solidarios a lo largo de todo el año: carreras deportivas, donaciones, campañas de Navidad, concursos y exposiciones fotográficas, conferencias, programas de radio y televisión, publicaciones y asistencia a eventos de otras comunidades festeras y ferias de promoción de las mismas.

La Fiesta es entendida, pues, como diversión y enriquecimiento cultural, pero también como elemento aglutinador de la voluntad de todos por crear una sociedad mejor, diversa, solidaria y acogedora que, a la vez que mantiene su esencia y sus tradiciones, esté abierta al futuro y al progresivo engrandecimiento de nuestra ciudad.

Autora: Ángeles Mª Vidal Guevara, Cronista de la Fiesta.